Acabo de recibir mi periódico dominical y me encuentro con un tema que no sólo me toca de lleno, sino que me trae recuerdos fantásticos de mis comienzos en esto del desarrollo de software. Hablo, cómo no, de la #Bonilista, un dominical muy recomendable.
Trabajaba en las sección OnLine de un servicio de Atención al Cliente y mi tarea era tan repetitiva que pensé que, de algún modo, el ordenador que utilizaba para responder el chat/mail de los cliente podría hacer más parte del trabajo y dejarme a mi un poco más de tiempo de asueto. Me puse manos a la obra, busqué algún tutorial en YouTube y encontré mucho, muchísimo material.
Lógicamente, filtrar el material cuando no se tienen conocimientos es imposible y dificulta mucho el aprendizaje, lo retrasa y si no es algo que te «APASIONA», ni te molestes, dejarás de buscar poco a poco y además tendrás la sensación de haber perdido el tiempo.
Una vez que conseguí hacer mi primer programa para agilizar mis tareas, comprendí que podía hacer cosas más interesantes y me propuse crear un programa que ayudase a todos mis compañeros y empezó la titánica tarea de aprender a escribir un código más sencillo, más limpio… Esto no es tarea fácil, pero por aquellos entonces vivía en Cluj-Napoca, Rumanía, así que tenía la fortuna de vivir en una ciudad con toneladas de empresas de desarrollo de software. Me fui de visita y conseguí que una empresa me dejase estar con ellos y así desarrollar mi software y ayudar en lo que me iban pidiendo, todo esto previo pago mensual claro.
Durante mi estancia en esta empresa, lógicamente, aprendí mucho más que lo que podría aprender por mi cuenta, aunque hay que decir que entiendo que acoger a un «entusiasta/autodidacta» en tu empresa no es una decisión sencilla, porque si bien aporta frescura, entusiasmo y ganas de aprender, también aporta caos y muchas preguntas que dificultan la labor del equipo en ocasiones. Como siempre, tener buen ojo para encontrar un buen candidato es esencial.
Con el tiempo, el programa que tenía para mis compañeros cada vez era más completo, mis horas de atención al cliente se repartían con desarrollar la aplicación y las tareas que me asignaban en la empresa tenían cada vez más relevancia y un día, llegó la oportunidad, alguien me ofreció una oportunidad y comencé en el mundillo del desarrollo de software con todas las letras, un logro gigante.
Debo mucho a todas aquellas personas que durante algún momento de sus vidas han escrito un artículo, grabado un vídeo o respondido en algún foro de programación y espero poder devolverlo poco a poco.
Muchas gracias por leer hasta aquí.